Detalles que no debe olvidar una mujer ejecutiva
En el contexto profesional las mujeres tenemos un gran reto. No es suficiente tener la preparación y experiencia para ser competitivas en el mercado, además, debemos cuidar nuestra apariencia como valor agregado.
Si bien es cierto que los hombres ocupan el doble de las funciones directivas, en República Dominicana el incremento de mujeres en puestos ejecutivos comienza a apreciarse a fines de los ´80 y, a partir de los ´90, con una participación cada vez mayor en cargos de dirección en las empresas, en particular en las áreas de Marketing, Gestión Humana y Finanzas.
Las mujeres que se han preparado, capacitado e integrado a la vida laboral confiesan que necesitan adquirir «otros talentos», que son los que frecuentemente están asociados con el manejo del poder y la toma de decisiones.
Mientras se encuentra una respuesta a las interrogantes debemos ser conscientes de la responsabilidad que llevamos sobre las espaldas cuando deseamos incorporarnos activamente a la vida de las organizaciones y, una vez en ellas, aspiramos a asumir posiciones de decisión.
Ser una mujer elegante va más allá de usar ropa y accesorios de marcas de lujo, es sinónimo de buen gusto, actitud y educación. Es un estilo de vida que sólo algunas mujeres deciden adoptar.
Detalles que no debe olvidar una mujer ejecutiva
Es importante evaluar la industria a la que pertenece tu organización, porque de este punto va a depender el estándar para lucir ejecutiva. Sin embargo, aun cuando en tu oficina no sea tan exigente el código de vestimenta, la forma en cómo vistes, va a determinar qué tan lejos quieres llegar. “Viste para el trabajo que quieres tener, no para el que tienes”.
La mujer con traje sastre y falda siempre es más formal y ejecutiva. Usar pantalón también es apropiado, aunque baja un nivel de formalidad, aquí lo importante es tener siempre chaqueta y camisa de botones con cuello.
Usar pantalones de algodón, leggins, camisetas grandes y sin cuello, muchos colores en la ropa, muchos estampados, roba credibilidad. De preferencia elige colores sólidos y trata de que no haya más de dos tonos en la misma prenda. Los escotes demasiado pronunciados y la ropa transparente son todo lo contrario a una imagen ejecutiva en una mujer.
Sobre el controversial tema de los leggins, es importante hacer saber que no es que se vea mal, es que, simplemente, la ropa pegada al cuerpo no es apropiada en ninguna situación profesional.
La regla de oro es: “Procura vestir tan apretada que todos vean que eres una mujer… pero tan suelta que nadie dude de que eres una dama”.
Los zapatos de tacón demasiado altos, además de que la gran mayoría de las mujeres no sabe caminar en ellos, pueden ser demasiado provocativos en los negocios.
Cuida la postura. De nada servirá que vistas elegante si estás encorvada al momento de caminar o sentarte. Una postura con la espalda recta trasmite seguridad. Debe ser natural y estar cómoda con ella, de lo contrario, lucirás falsa en lugar de sofisticada.
Maquillaje ligero, siempre ligero. No hay excusa para llegar a una reunión de negocios con un rostro cargado de productos y colores oscuros o muy llamativos. Procura siempre el equilibrio.
Cuida la piel y desarrolla hábitos de salud e higiene (visitas regulares con el dentista y dermatólogo, hacer ejercicio, mantenerte hidratada y dormir al menos 8 horas diarias).
El estilo de cabello que llevabas debe estar acorde a la edad y personalidad. Como una mujer ejecutiva profesional, tu cabello debería ser apropiado para el trabajo, pero eso no significa que deba ser aburrido.
Hay muchos estilos contemporáneos para escoger. Antes de decidirte en un estilo nuevo, considera el tiempo que tienes por la mañana para peinarte. Lo importante es que dediques tiempo para cuidarlo y lo laves con regularidad.
Recuerda que, si eres una mujer que quiere sobresalir en el mundo de los negocios y tener una presencia ejecutiva y profesional, cuida hasta el más mínimo detalle para que sea congruente tu mensaje. Te aseguro que puedes lucir profesional y verte actualizada sin tener que usar tacón muy alto o ropa entallada.
