El privilegio de salvar una vida. Testimonios e implicaciones de la donación de órganos

Cada día personas de diferentes edades y linajes se convierten en receptores y donantes de órganos.

La naturaleza nos ofrece a todos la oportunidad de transformar una vida.

Wellignton Martínez tiene 40 años, rebosa vitalidad y muchos deseos de progresar y seguir adelante. Trabaja como encargado de caja en una importante empresa financiera. Hace un año, tras ser diagnosticado de insuficiencia renal crónica, recibió un riñón nuevo. El trasplante, realizado en el Hospital Militar Dr. Ramón de Lara, le ofreció una segunda oportunidad para materializar sus metas.

“Hablar sobre el trasplante me emociona. Tengo una niña que ahora tiene ocho años, cuando mi salud empezó a empeorarse apenas tenía 6 meses. Muchas veces pensé en que esta enfermedad me robaría el privilegio de verla crecer. Gracias a un donante puede recuperar mi vida. Cuando salí de la sala de operaciones y pude ver a mi familia… no tengo cómo describir lo que sentí. Es literalmente saber que has vuelto a nacer”, dice Martínez  fijando su mirada hacia el cielo, como reviviendo el recuerdo de aquel momento.

Recostado en un sillón en la cafetería de la empresa donde labora, lugar donde se realizó la entrevista, Martínez no deja de saludar a todo quien entra y sale del lugar. Su carisma es parte de su marca personal.

“Veía como mi familia se desgastaba frente a mis ojos, para mantenerme con vida, muchas veces sentí que me desplomaba pero la esperanza me daba fuerzas para levantarme”, dice mientras seca las lágrimas de su rostro y recalca: “Por favor no publique fotografías, son políticas de la empresa”. Su comentario deja al descubierto algunos tabús que giran en torno al tema.

Martínez agradece cada día su suerte de haber encontrado un donante. Su tía Maritza López, en un acto de generosidad superior a los temores presentes previo a la intervención, le salvó la vida.

“Si lo piensas bien, donar un órgano en vida es un privilegio, no todos  pueden hacerlo”, asegura satisfecha.

El milagro de la donación en República Dominicana es posible gracias a decenas de personas sensibles y altruistas, y a entidades como el Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (INCORT), entidad oficial encargada de la coordinación de donación de órganos.

El doctor Fernando Morales Billini, director del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (Incort), explica que la donación es el procedimiento mediante el cual una persona concede de manera gratuita un órgano o tejido propio o de un familiar fallecido a otra que lo necesita a causa de una enfermedad.

“Se trata de un acto voluntario, desinteresado y altruista, que puede salvar y mejorar la calidad de vida del receptor”.

 

La República Dominicana pertenece a la Red del Consejo Iberoamericano de Donación y Trasplantes (RCIDT), cuenta con una ley que regula esta actividad desde 1998.

Según la información oficial registrada por el Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (INCORT), – a la fecha del 25 de marzo 2020 – en el país se realizaron 6,619 trasplantes en el periodo comprendido entre el  2004 – 2019.

Los avances médicos permiten, que con un nivel de riesgo casi nulo, los donantes vivos puedan ceder un órgano doble como el riñón; una parte del hígado, páncreas o pulmón; o un tejido como la médula ósea, para que pueda ser trasplantado a un familiar enfermo.

La abogada Margarita Feliciano, experta en temas de salud, sostiene: “La Ley 329-98 que regula la donación y tejido, extracción, conservación e intercambio para trasplante de órganos y tejidos humanos, en su artículo 3, indica que solo puede ser donante vivo un familiar relacionado hasta el segundo grado del disponente originario”.

“Los donantes cadavéricos –agrega Feliciano – son aquellos pacientes que han sufrido lesiones u otro problema de salud que ha desencadenado la pérdida irreversible de toda actividad en el cerebro, incluido el tronco del encéfalo. Una vez que la pérdida permanente de la función del tronco encefálico es confirmada, la persona es declarada legalmente muerta. Las personas en este estado pasan a ser considerados como donantes potenciales”.

Pero muchas donaciones se pierden por objeción de los familiares. El poco conocimiento del tema, las leyendas urbanas y la falta de consciencia, sumadas a la desinformación y divulgación de noticias falsas

Morales Billini, sostiene que la prensa no solo puede transmitir información y opiniones a la población, también puede influir en los responsables en tomar decisiones importantes en torno al tema. “Sin la participación de los medios de comunicación sería difícil ver materializada la idea de que las donaciones son imprescindibles para la adecuada política de trasplantes. Para poder aportar el profesional de periodismo debe interesarse por conocer el tema”.

Vida después de la vida

En los últimos años las religiones se han manifestado en favor del trasplante, en el caso de los Testigos de Jehová pueden recibir trasplantes siempre y cuando no se realice ningún tipo de transfusiones de sangre.

Dolores Castillo lo pensó mucho para concedernos la entrevista. Pasados 12 días accedió a conversar. Su mirada es triste, la desesperanza nubla su rostro, las marcas del paso del tiempo se acentúan con su desaliento. “Tenemos casi 10 años viniendo a este hospital”, dice con un dejo de nostalgia. Ella ha sido testigo de decenas de historias de terror que se presentan en la sala de diálisis. Su hijo, Carlos José Castillo, tiene 50 años y está en una lista de espera para salvar su vida. Dolores entiende la duda de tomar la decisión, consciente de que  la negativa familiar a la donación es la causa principal de la pérdida de donantes. “Aun hace falta que a las personas hagan se informen sobre las implicaciones  de ese gesto para ayudar a otros que luchan por sus vidas”.

Carlos José la mira, se levanta despacio y con mucho cuidado para acercarse al sillón del fondo de la sala donde reposa su madre. La movilidad es uno de los problemas que enfrenta cada día. Acaricia su cabeza y dice: “Ella es mi ángel de la guarda y mi motivo para seguir. Muchas veces me desespero y ella me llena de paz. No es fácil pasar de ser una persona productiva a convertirme en dependiente”.

Sus familiares han intentado ser donantes, sin éxito, ya que de sus dos hermanos, una padeció de cáncer de mama y el otro es diabético, lo que los vuelve candidatos no viables para la donación. Sus padres son muy mayores, por lo cual también fueron descartados, y no tiene hijos. La esperanza de Carlos José descansa en un donante.

“Lo ideal es que sea un trasplante de donante fallecido, pero he visto a tantos compañeros de la sala de diálisis morir mientras esperan… Cada día me entrego a Dios para no caer en la depresión”, cuenta Castillo.

De acuerdo al director del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (Incort), Fernando Morales Billini, el riñón es el órgano más demandado, totalizando un 40 % de las necesidades.

 

Según datos suministrados por el Incort, en la actualidad  (mes de marzo) hay 215 pacientes en lista de espera en todo el país, aguardando por donación de órganos renales. Un año de diálisis cuesta alrededor de 1.2 millones de pesos por paciente. Apenas el 30 % sobrevive a los 4 años en diálisis.