Elaine Féliz: Lista para ‘hackear el sistema’

La primera vez que escuché el nombre de Elaine Féliz fue en un grupo de madres del colegio de mi hijo mayor, quien en aquel entonces era un adolescente.

La encargada hizo una recomendación del contenido de la revista Rexpuestas, en la que Elaine se desempeñaba como editora en jefe; y, como madres “modernas”, buscábamos herramientas para orientar a nuestros hijos sobre educación sexual.

Recuerdo haber leído varios ejemplares, y aprendí bastante. Pero no lo suficiente para responder con seguridad las preguntas que surgieron más adelante. Tampoco estuve lista para hablar de sexo con mi hijo cuando llegó el momento.

Yo, como muchas madres, no tuve ese tipo de conversaciones con mis padres, y se hizo difícil abordar el tema, aunque lo intenté.

Realmente, la sociedad necesita más personas como Elaine que ayuden a derribar las barreras creadas en torno al tema sexual.

Tiempo después

Con el auge de las redes sociales me volví a encontrar con ella y comencé a seguir su contenido. De posición firme y retadora. Auténtica y tenaz, no teme defender su punto de vista, ignora claramente lo que piensen los demás; tampoco creo que le importe. Elaine, como ella misma dice, ‘hackea el sistema’ con su estilo de vida.

No deja escapar oportunidad para defender los derechos sexuales de los adolescentes, promover la educación sexual, la equidad de género y la construcción de una masculinidad positiva.

La admiro, pero no siempre he estado de acuerdo con sus planteamientos y he comentado algunas de sus publicaciones, recibiendo siempre una respuesta oportuna y educada que suele sustentar con algún dato médico, psicológico o científico. Gesto con el que se ha ganado mi respeto.

Humana

La vi de cerca durante su conferencia en Days to Shine. En el escenario, era la misma mujer de las redes sociales, sin máscaras ni poses. De forma sencilla y enriquecedora contó su historia con el corazón, sin prejuicios.

Habló de un pasado que la marcó, pero que logró superar. La vi brillar mientras caminaba segura con una luz única. Ese reflejo maravilloso que solo se logra cuando conquistas la tranquilidad de sentirte cómodo siendo quien eres, de aceptar tus defectos y, finalmente, descubres tus talentos.

Me encantó verla siendo ella, sin intentar copiar a nadie. Motivando a los presentes a vivir a su propio ritmo, a cultivar la paz interior, a perdonarse y a perdonar.

Me encantó que no ocultó sus lágrimas de emoción cuando el público se puso de pie para aplaudir su presentación. Ese fue el mejor testimonio de la humildad y grandeza de su corazón, y, además, en plena coherencia con el mensaje que había compartido.