Esa difícil decisión de vender tu apartamento

Han pasado 12 años desde que Raúl y Carmen, luego de muchos sacrificios y un estricto plan de ahorros, lograron adquirir su apartamento. Con un pequeño y acogedor balcón, tres habitaciones y ubicado en una zona céntrica de la ciudad, esta propiedad llegó en el momento oportuno.  Y fue recibida con un hijo de 10 años, un bebé de meses en brazos y decenas de ideas para decorar su nuevo espacio.

Al igual que muchos matrimonios de clase media, debieron seguir apegados a su plan de ahorros para saldar los pagos al banco, pero la satisfacción era mayor que las sumas y restas porque este apartamento simbolizaba una gran meta como matrimonio y la seguridad de un techo para sus hijos.

Llegó la pandemia del coronavirus y como un capítulo de terror en sus vidas el pequeño negocio de ventas de muebles de Raúl y Carmen tuvo que cerrar sus puertas y arrastró una gran cantidad de sus ahorros para saldar los compromisos adquiridos. Por algunos meses pudieron sobrellevar la situación, pero como a muchos dominicanos el frenazo económico que ha impuesto el coronavirus los ha obligado a tomar decisiones difíciles.

Ahora ellos viven un momento crucial y han decidido vender su apartamento para irse con sus hijos a la casa de los padres de Carmen.  Para más de una persona es una historia ligera, para mi querida amiga Carmen y su esposo ha sido la decisión más difícil que han tenido que tomar como pareja. Esa venta implica mucho más que despojarse de un espacio físico. Allí han vivido todo tipo de sensaciones tanto alegres como tristes. Allí han forjado sueños y han celebrado metas.

Traigo hasta aquí este relato porque solemos juzgar muy a la ligera las decisiones de otros. Solo ellos saben lo incierto que es su futuro, las largas que son sus noches y la gran cantidad de sentimientos con las que han estado luchando en estas últimas semanas.

El apartamento ya está vendido. Obviamente, están muy tristes y deben acoplarse a un nuevo estilo de vida e irremediablemente vivir un proceso de duelo. Estuve ahí, de cerca, para celebrar cuando cerraron la compra, para brindar con ellos en muchas fiestas. Y quiero que sepas, querida Carmen que ahora también estoy aquí, mirando contigo hacia el futuro y con la esperanza de saber que lo mejor siempre está por llegar…