Ventajas injustas ¿Conoces las tuyas?

En un momento de complicidad conversaba con mi hijo mayor sobre algunas situaciones, relaciones personales o profesionales, y talentos innatos que en el contexto laboral suelen convertirse en lo que se denomina una ‘ventaja injusta’. ¡Sí, injusta! Tan ilícito como se escucha.

Una de estas, que mucha gente posee y ni siquiera se da cuenta, es el encanto natural. Un don innato que tiene el poder de ‘desarmar’ a otras personas e influenciar en su comportamiento. No me refiero al atractivo físico, son personas agradables, positivas, asertivas… el tipo de líder con el que cualquiera quiere trabajar.

Las habilidades de comunicación escrita y oral pueden desarrollarse, pero para muchos es parte de su esencia. Estas personas son excelentes para desglosar sistemas complicados en conceptos razonables y fáciles de entender. Es como si llegaran a las empresas listos para ocupar la gerencia de un departamento.

Conexiones

Las relaciones que fomentas desde la etapa del colegio hasta la universidad se convierten también en ventajas injustas. Las familias que valoran este tipo de conexiones prefieren hacer un sacrificio económico para enviar a sus hijos a una universidad de prestigio, no sólo por la educación, sino también para conocer a futuros potenciales para un ancla profesional con quienes puedes maximizar las posibilidades de lograr tener éxito.

Tener acceso a recursos económicos no significa que tendrás una vida equilibrada. Los padres astutos proporcionan a sus hijos escenarios de sabiduría y un sistema de apoyo que los hace más capaces de construir relaciones y tener una carrera exitosa.

Nunca será el mismo trato cuando llevas tu CV a la empresa del padre de tu compañero de universidad, quien ahora es el vicepresidente. ¿Injusto?, sí, pero real.

Que tus padres decidan invertir capital en tu idea, es una ventaja injusta que ayudará a posicionar tu marca. Esto por sí solo no conducirá al éxito del proyecto, pero seamos honestos, otros solo con la idea y el talento tendrán un camino más espinoso para recorrer.

¿Cuál es la tuya?

Terminada la conversación con mi hijo me motivé a escribir una lista de todas las situaciones, relaciones, capacidades y experiencia que están ahí a la espera de convertirse en una ventaja para mi desarrollo profesional, y que por desconocerlas no las estoy utilizando.

Cuando estamos vendiendo algo no guardamos las características positivas del producto o servicio, es lo primero que compartimos. Entonces, asegúrate de utilizar todo lo que tienes cuando estés convenciendo sobre algo. Esa ventaja, que pereciera injusta, te ayudará a cimentar la credibilidad con los supervisores, compañeros de trabajo, clientes y posibles clientes.

Conocer nuestras ventajas frente a los demás aumentará la propia seguridad; y cuando las personas proyectan confianza se vuelven mucho más competentes… La clave está en descubrir cual esa ‘ventaja injusta’ que nos puede ayudar a destacar.