‘Propósito’, más que un concierto una lección de vida
A Francis Marizán la conozco desde que estudiamos juntas en la universidad. Con una personalidad llena de chispa y vibras positivas, nunca pasó inadvertida. Sin proponérselo, era el centro de atención. Lo que ella no imaginó en aquellos años, era que su vida se convertiría en fuente de inspiración. Ella, de una manera cruda, descubrió cuál es el propósito de su vida, lo asimiló después un largo proceso de aceptación y decidió recrearlo cada día.
El destino suele ser cruel, no tengo duda, pero la finalidad siempre será voluntad de Dios. Francis fue diagnosticada con cáncer de mama. Con una hija de dos años en brazos y una maleta de sueños por cumplir, enfrentó con gallardía la enfermedad y venció. Cuatro años más tarde la historia se repite con otros agravantes. Pero sus sueños no han sido parqueados en una esquina de la habitación, ella sale cada día a luchar para continuar adelante.
Muchas veces no estamos claros en cuál es esa designación que Dios nos ha encargado, y nos pasamos el tiempo de aquí para allá sin materializar el propósito para el que fuimos invitados a este mundo. A Francis le costó lágrimas y dolor, sin embargo, su perspectiva espiritual y su fe inquebrantable la han llevado a descubrir el motivo de su vida.
Marizán dedica sus días a ser la mejor madre que usted se pueda imaginar. Basta compartir unas horas con Isabela, su hija de seis años, para entender el trabajo que ha realizado. La niña no vive en una burbuja, sabe del padecimiento de su madre, y con una sabiduría extraordinaria la motiva y apoya en los momentos difíciles. Francis, además, alimenta su valor con música, que es su otra pasión. A través de su canto no deja de agradecer a Dios por todas las bendiciones recibidas. No se queja de lo que le falta, para eso no tiene tiempo, porque ha decidido valorar las cosas sencillas y realmente importantes para ser feliz.
Hace unos días la vi en el escenario, junto a su hija, que también canta, y otros amigos artistas. Brilló con su encantadora voz. Parecería que se burla del mundo a ritmo de merengue, balada o salsa. Parecería que esperaba todo lo que ha pasado, porque nada le sorprende ni le roba la paz. Ella sabe que su misión es inspirar, y lo hace. Se ha hecho eco de la importancia de que cada mujer se realice a tiempo sus exámenes. Contagia con su fortaleza y su fe. Ella no acumula cuentas, vive con intensidad cada día, y nos enseña que la actitud ante las situaciones, es la diferencia entre el éxito y el fracaso.