… Y si te cambio dos de 25, por una de 50
Hace ya varios años, tantos que ni recuerdo con exactitud, la periodista Manuela Lora, quien en ese entonces laboraba en Listín Diario, me prestó un libro. Uno, por cierto, muy especial, no lo supe cuando le leí, lo comprobé tempo después cuando volví a repasarlo.
La obra, ‘Cambio dos de 25 por una de 50: Elogio de las mujeres con experiencia’, autoría de Fernando Schwartz, en un tono claro, tierno y hasta jocoso, trata la etapa incierta que vive toda mujer cuando siente que se aleja de la juventud y comienza a verse aislada por la sociedad. En las páginas, Schwartz expresa su admiración incondicional por la mujer “madura”, y la anima para que se libere de miedos y prejuicios.
Este libro lo he regalado a varias amigas que quiero, respeto y admiro, y que van llegando o han llegado a esta etapa de su vida.
Un regalo para Luisa
Mi amiga Luisa, a quien he dedicado varias de mis columnas, lo que me reprocha cada vez que puede, recientemente estuvo de cumpleaños, y le regalé un ejemplar.
¡50 de los grandes! decía un letrero que se nos ocurrió colocar detrás de la mesa reservada en un restaurante donde nos juntamos el grupo de ‘las comadres’ a almorzar, y que no le causó ninguna gracia.
Luisa, de repente, se enfrentó a una mezcla de sentimientos que entre lágrimas no supo explicar, tampoco insistimos en que lo hiciera porque no entendíamos el motivo: Tiene un trabajo que le apasiona, una relación matrimonial estable, hijos sanos que la aman, buena salud y un prometedor monto en su tarjeta de crédito.
Creo que toda mujer teme envejecer, lo admita abiertamente o no. Ese era el caso de Luisa. Así que el primer brindis fue por lo gratificante que es llegar a los 50 si pensamos que esta edad otorga el poder de dejar atrás muchas preocupaciones y enfocarnos en que «la edad es solo un número».
Ventajas de tener 50
Para convencer a Luisa de que abría una puerta de oportunidades y nuevas experiencias, comenzamos a escribir una lista de las ventajas que tiene esta edad. Algunos de los apuntes no me perdonarían si los hago público, pero aquí comparto los que si tengo permitido.
Con los 50 dejas atrás esa urgencia excesiva que tenías de joven. Ahora sabes que los resultados toman tiempo y te haces paciente; piensas más antes de responder o actuar porque te vuelves más observadora; aprendes a desarrollar la tolerancia y la humildad y te reconforta poder compartir tus conocimientos con los demás.
Cuando llegas a los 50 experimentas el arte de escuchar, aprendes a admitir los errores, y no te avergüenza pedir disculpas. Desarrollas un arte magistral de elegir a las personas que quieres a tu alrededor y no afecta lo que digan los demás.
Eres una mujer mucho más segura y no sientes presión social si un sábado en la noche decides quedarte en pijama mirando la televisión en la cama, si decides dejarte ver las canas o si elijes usar minifalda.
Ya sabes lo que quieres de verdad, pero reconoces que hay tiempo para darle un giro a la vida, aprender cosas nuevas y hasta para volver a empezar, después de todo solo has vivido medio siglo. ¡Qué dices, Luisa!