Aferrado a la esperanza de un futuro que nunca llegó
Tres días a la semana, durante cuatro horas, Martín (nombre ficticio) tenía que conectarse a una máquina para limpiar su sangre. Por desgracia, sus riñones no podían hacerlo. No llegó a cumplir 26 años y por meses estuvo sometido a diálisis aferrado a la esperanza de un trasplante de riñón. Pero no es tan fácil conseguir un donante. Nada tiene en común con llenar un formulario para suscribirse a una revista o a un proveedor de TV por cable, recibir el servicio y luego pagarlo. Esas técnicas de Marketing, que son tan comunes en el mundo de hoy día, no sirven cuando hablamos de la necesidad de un órgano para salvar una vida.
Cuando por fin apareció un donante vivo compatible, a la ansiedad propia de unos padres que desesperadamente buscaban cualquier método para salvar la vida de su hijo, se agregó una carga económica adicional a la que ya en si misma era tormentosa: debían cubrir los gastos médicos, transporte, dieta y atenciones del supuesto donante, mientras este se preparaba para la labor ‘filantrópica’. Las sumas, mal contadas, se acercaron a un millón de pesos.
¡Como es de irónica la vida! Mientras, para muchos la donación de órganos el gesto máximo de generosidad y altruismo, otros aprovechan la vulnerabilidad y desesperación de quienes se enfrentan a la triste espera y obtienen ventaja. Al parecer, el comercio de órganos no se circunscribe a la venta, que por necesidad o no, siempre será despiadada, también incluye el engaño, el soborno y la estafa.
Hace algunos días, en las páginas de Listín Diario, la periodista Doris Pantaleón relató esta historia. Los padres del joven, quienes tristemente se dieron cuenta de la magnitud del engaño después de la muerte de su hijo, al enterarse que el supuesto donante le estaba haciendo una propuesta similar a otra familia, han decidido hacer pública la denuncia de estafa, con el único interés de que otras personas no se hundan en la trampa. Ante este caso, las autoridades del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplantes (Incort) han prometido iniciar una investigación, de la cual estaremos atentos a los resultados.
Según la página oficial de Incort, en República Dominicana se han materializado 3,372 trasplantes entre el 2004 – 2017, una cifra que parece satisfactoria pero no es, partiendo de la necesidad existente. El país presenta uno de los índices de donación más bajos del mundo, este déficit de oferta se debe en gran parte al tabú que el envuelve el tema debido al desconocimiento y la desinformación que desestimulan este acto que puede salvar miles de vidas.
El Incort realiza esfuerzos trascendentales para lograr que el país pueda contar con un Programa Nacional de Donación y Trasplante, pero falta más, mucho más. Necesitamos que se eduque desde la escuela y la familia, que se derrumben los mitos, que logremos algún día que la donación sea un tema de todos. Empecemos por convertirnos e donantes… Yo ya lo hice.