Cristina Mota: LA emprendedora que se convirtió en una exitosa empresaria
Cristina Mota es una de esas mujeres a las que es sabio temer. En el buen sentido del concepto, por supuesto. Y es que ella no se acobarda frente a los obstáculos. Al contrario, cada situación alimenta su fuerza y su fe, porque está convencida de que ‘el tiempo de Dios es perfecto’.
Proviene de una familia modesta, si nos referimos a recursos económicos, pero de innegociables valores morales. Fue criada bajo la doctrina cristiana, aprendió a amar a Dios, a aceptar su voluntad y a quererse a si misma.
De ahí su claridad para definir sus sueños y su valentía interior para trabajar incansablemente hasta verlos materializados.
A pesar de su corta edad, Cristina Mota ha recorrido un largo camino profesional. Es contadora de profesión con una maestría en Dirección y Organización de proyectos. Varios diplomados en Dirección organizacional, supervisión de personal y gerencia de ventas, figuran en su hoja de vida.
De su preparación en negocios dio un paso gigantesco a la industria de la moda, y adquirió conocimientos en estilo.
¿Cuándo y cómo surge tu interés por la moda?
Nunca fui la niña más popular del colegio, mi ropa no era la más linda. Vengo de una familia de escasos recursos donde mis sueños eran limitados a las posibilidades de mis padres.
A los 16 años, luego de terminar el colegio, decidí integrarme al mercado laboral con la intención de cubrir mis necesidades… Siempre me destaqué por poner mucho empeño a todo lo que hacía, y sin tener experiencia me acerqué al supervisor de un ‘call center’ de ventas internacionales.
Le dije que quería aprender a vender, aunque no me pagara. La primera semana obtuve RD$300.00 y estaba feliz porque sentía que estaba siendo productiva.
Con el tiempo me convertí en una experta en ventas telefónicas y me contrataron para trabajar en una tienda inmobiliaria. Ahí veía las jóvenes bien vestidas y nació mi ilusión por la moda.
Empecé a estudiar sobre el tema, a leer libros, a ver revistas nacionales e internacionales y a dejarme envolver por todo lo que implica la industria. Al cabo de un tiempo transformé mi clóset, me di cuenta que, aunque tenía pocas piezas podía combinarlas y rehusarlas y lograr que se vieran bien.
Cristina Mota
Luego de meses inicié un negocio de ventas de ropa interior online, vendía accesorios, ventas múltiples… intenté muchas cosas y todas alimentaban mi interés por la moda.
Un tiempo después inicie la venta de ropa. Me vestía bonito subía una foto en las redes sociales y las personas empezaron a preguntar dónde conseguir las piezas. Me emociona cada vez que veo a una mujer vestir una de mis piezas, que la puedo ayudar a elegir según su tipo de cuerpo, su presupuesto y la actividad a donde va.
Hoy, Cristina Mota disfruta ver materializado un sueño que acarició por mucho tiempo: Amour Store.
“Más allá de la venta, está la satisfacción de poder ayudar a una mujer que llega a la tienda pensando que ningún diseño le queda porque se siente flaca o pasada de peso. Yo me tomo tiempo para conversar y explicarles que la ropa te proyecta, pero lo que llevas dentro te da el valor de vencer todo obstáculo. En definitiva, esa es mi frase ganadora”, sostiene Mota, quien se define como una mujer soñadora, amante de la moda, el estilo y buen gusto.
¿Qué elementos hacen de tu propuesta una plataforma diferente?
Tenemos una propuesta de moda más allá del buen vestir, asesorías de imagen, colorimetrías, una plataforma digital diseñada para la facilidad de compra no vendemos solo piezas de ropa, propiciamos una experiencia distinta y ‘amour’ por la moda.
Ubicada en la Plaza Stephanie, en Piantini, la propuesta va dirigida a mujeres amantes del buen vestir.
Un poco más
¿Qué recomiendas a una mujer para ayudarla a encontrar su estilo propio?
Hacer las paces con lo que te gusta. Cuáles son las piezas con las que te sientes cómoda. Usar lo que nos representa y va en consonancia con lo que llevamos en el interior.
Conocer tu cuerpo. Así podemosseleccionar las piezas que más nos favorecen.
Identificar tu estilo de vida. Dependiendo de tu estilo de vida, donde trabajas, que te gusta hacer, a que lugares vas, debes combinar tus piezas. Porque no es lo mismo trabajar en entidades financiera con las personas que trabaja en un club o en una agencia de moda, por ejemplo.