El valor de una pinta de sangre
Con ánimo de motivar a tomar decisiones que pueden cambiar vidas, quiero compartir esta historia. Hace algunas semanas mi abuelo materno, de 92 años, tuvo que ser ingresado a un centro médico de la ciudad aquejado por un proceso de deficiencia de hierro. Para su tratamiento, los especialistas indicaron que requería la transfusión de varias pintas de sangre.
Aunque estábamos dispuestos a cubrir el costo, se necesitaba, además, la reposición para el banco de sangre. ¡No hay nada extraño en eso!, pensamos, y como somos una familia larga enseguida los voluntarios empezaron a anotarse en la lista.
La sorpresa fue que, a pesar de que no importaba el tipo de sangre, ninguno de los dispuestos pudimos ser donantes, a pesar de que gozamos de buena salud. Unos porque su presión arterial no estaba controlada, otros eran muy jóvenes o porque sus venas no soportaban el proceso, y unos pocos, como mi caso, porque no consumimos carne.
Conversando con el equipo médico y con otros voluntarios que esperaban turno, entendí cuanto desconocía sobre el tema, y de la necesidad de crear consciencia de la importancia del gesto para salvar vidas.
Puede donar sangre cualquier persona sana entre 18 y 65 años que pese más de 110 libras. Las mujeres cada cuatro meses y los hombres cada tres. Con una sola donación se puede salvar hasta tres vidas, porque se pueden obtener varios componentes sanguíneos diferentes (glóbulos rojos, plasma y plaquetas). Existe una necesidad constante de donaciones regulares, ya que la sangre sólo se puede conservar durante un tiempo limitado y luego deja de ser utilizable.
Nunca se me había ocurrido. Cientos de veces recibes la invitación a ser donante de sangre, solo cuando la necesitas entiendes el valor de una pinta. Pero no el valor económico, el valor intangible de querer ofrecer a un ser querido, algo que, humanamente no puedes.
Amigos, amigos de los amigos… empezamos un operativo para acudir a la solidaridad de nuestro círculo, ¡cuántas bendiciones recibimos! La decisión de donar sangre es el obsequio más valioso que podemos ofrecer a otra persona, pero es también un gesto solidario que genera eterno agradecimiento.
Gracias a quienes dijeron si y donaron su tiempo y su sangre, a quienes se convirtieron en portavoces de nuestra necesidad y a todos cuanto han orado para su pronta recuperación.
En lo adelante, cada 14 de junio, Día Mundial del Donante de Sangre, tenemos muchísimas razones para agradecer, para apoyar y multiplicar los programas y campañas de educación de donantes para fortalecer los servicios de transfusión de sangre.