Estado actual: Evitando los atajos
Cuando ella era estudiante, confiesa que se vio tentada, varias veces, a copiar las respuestas de un examen para evitar el esfuerzo del estudio, también lo hizo en la universidad. Y en más de una ocasión aceptó uno que otro trabajo que atentaba contra la formación cristiana recibida en su casa, solo con el propósito de evitar caminar por la senda del trabajo esforzado y obtener dinero de forma fácil.
Sin darse cuenta, la cultura de la inmediatez comenzó a marcar el ritmo de sus días utilizando la urgencia y la necesidad como lema y el atajo siempre fue la primera de sus opciones.
Una historia real
La protagonista de esta historia es hoy una aliada del Señor, madre y esposa admirable, y pasa sus días trabajando duro desde su congregación religiosa para inspirar a otras mujeres a caminar por la senda correcta.
Tomar atajos la llevó a vías erradas, la alejó de muchas personas que la amaban y la privó de libertad por un buen tiempo.
Ella aprendió que, si a lo largo de nuestra vida siempre escogiéramos un atajo ante cada situación, nos perderíamos la oportunidad de obtener una recompensa valiosa: La satisfacción auténtica que nace del arrojo, y la conquista inequívoca de sueños y objetivos a largo plazo.
El concepto
Más allá del significado vinculado a la geografía, los seres humanos tendemos a buscar rutas alternativas para lograr lo que queremos utilizando el menor esfuerzo posible sin pensar en las consecuencias.
Y es que, cuando decidimos tomar un atajo, lo que ganamos en velocidad, casi siempre lo perdemos en estabilidad. Los atajos son engañosos, ofrecen soluciones pasajeras a problemas permanentes y nos llevan a priorizar los resultados inmediatos sin tener en cuenta los daños colaterales.
Optar por el camino largo significa invertir más tiempo y trabajar más que cuando se elige cualquier ruta alternativa, pero al final es lo más seguro. Algunos atajos ni siquiera llevan a donde prometen, saltarse pasos importantes de cualquier proceso conduce a una mayor probabilidad de fracaso y a la necesidad de comenzar la tarea desde cero una segunda vez.
Lección aprendida
En días pasados vi una imagen publicada en su cuenta de Instagram. En la foto ella estaba en un hermoso bosque de Oregón, un estado costero de Estados Unidos donde reside, el comentario decía: «No hay atajos a ningún lugar al cual vale la pena ir, porque ningún fin justifica los medios», esa frase no es de ella, pero sé que la escribió desde la real convicción de su significado.
El saber y la experiencia en cualquier rol, oficio, profesión, requiere inversión de tiempo, dedicación y de paciencia. Los atajos imposibilitan que los seres humanos desarrollen destrezas y habilidades para asumir la vida con dignidad. Por suerte, Susan lo entendió a tiempo, y estoy orgullosa de ella.