gratitud a la directiva de la FEM
A lo largo de la historia hemos conocido a muchas mujeres que inspiran. Algunas dedicadas a la política, materializan acciones para cambiar el curso de la historia, otras, consagradas a la educación, la salud o las obras sociales, realizan una labor ardua en favor de grupos vulnerables y vencen obstáculos para lograr sus objetivos.
Arriesgadas, decididas, empáticas con su género, en República Dominicana tenemos la bendición de tener a decenas de protagonistas anónimas, que con pequeños pasos ayudan a construir, desde su sector, un trayecto enfocado en la defensa y apoyo de la mujer y la familia. Cada año, la Federación de Mujeres Empresarias Domínico Internacional (FEM), organiza una ceremonia para reconocer la trayectoria y aportes a la sociedad de algunas de estas mujeres.
La gran sorpresa
Debo confesar que me abrazó la emoción cuando recibí una llamada de Amarilys Durán, presidente de la FEM, para notificarme que mi nombre había sido propuesto en el área de Comunicación, como parte de la selección para recibir el Galardón FEM correspondiente al 2021.
Jamás imaginé que podía ser parte de esta importante gala de reconocimientos, junto a otras nueve valiosas mujeres. Por algún motivo, a veces, se nos hace difícil aceptar este tipo de homenajes.
La noche de la gala estuve feliz, y no hice ningún esfuerzo para ocultarlo. Disfruté cada segundo de la ceremonia, y recibí orgullosa el trofeo como símbolo de la tenacidad y la valentía que, como muchas mujeres, en un momento de mi vida tuve que usar de vestido, para seguir adelante en un trayecto lleno de tropiezos y aprendizajes.
Gratitud
Este gesto es de gran valor para mi vida profesional y personal, porque reafirma que, cuando trabajamos con esfuerzo y dedicación los resultados son percibidos.
Ahí, frente a mis hijos y mi esposo, a quienes les he arrebatado tanto tiempo, y rodeada de tantas personas que me han apoyado, recordé esos días de desvelo preparándome académicamente y de entrega para llegar a los resultados deseados. Esa noche inolvidable, entendí que ha valido el esfuerzo, y que instituciones como la FEM motivan a la mujer a superarse a sí misma cada día.
Este reconocimiento, que atesoraré con respeto, además de ser un gran honor, implica la responsabilidad de renovar mi decisión de ser la voz de quiénes no pueden expresarse, y de apoyar iniciativas en pro del bienestar de la mujer a través de mis artículos publicados en Listín Diario y en otras plataformas.
Me sentí honrada de estar al lado de Carolina Mejía, Dhamelisse Then, Diomary La Mala, Rossy Rivera, Odile Camilo, Rossy Escotto, Mónika Despradel, Daysi Campusano y Lía Díaz Santana, mujeres que son ejemplo de disciplina y pasión en cada uno de sus roles.
La gratitud es la memoria del corazón, pero, además, es un concepto con el que me siento identificada desde que aprendí, hace muchos años, que le tiempo de Dios es perfecto. Mi eterna gratitud para Amarilys Durán y la directiva de la FEM por tomar en cuenta mi trabajo, prometo convertirme en ejemplo para la generación siguiente.