¿Por qué mataron a Orlando Jorge Mera?
La muerte de Orlando Jorge Mera me sorprendió. Pasmó el deseo de almorzar y me estrelló en una muralla de preguntas. Al enterarme de la triste noticia, como muchos dominicanos mi mente se quedó deambulando entre algunas suposiciones de probables causas, no razones, porque no existe justificación alguna para sustentar la acción de arrebatar la vida a una persona.
Hasta ese trágico episodio, el Ministro de Medioambiente, de acuerdo a quienes tuvieron la oportunidad de mantener un vínculo cercano, era un hombre fiel a sus principios, familiar, afable y comprometido con el rol de servidor público que desempeñaba. Era alguien que realmente amaba la vida.
Su personalidad amable y empática contribuía a que el acceso hacia él fuera fácil, sin analizar que ese don de ser humano, que también representaba una fortaleza política, era un punto vulnerable para su seguridad personal.
¡Qué tristeza!
Sin nunca haber interactuado con él me arropó la tristeza. Fue difícil identificar que era más desgarrador, si las imágenes que se hicieron públicas del suceso o saber que quien lo cometió no era un desconocido, fue su “amigo” de infancia.
“Amigo” una palabra que envuelve un profundo significado y de la cual pocos son merecedores. La narrativa del hecho pareciera una serie de terror, tristemente, es la realidad. Frío y calculador, un titular de Listín Diario destaca que el asesino disparó 13 veces, seis de los tiros alcanzaron el cuerpo del funcionario.
Sin duda, una de las traiciones más dolorosas es la de los amigos, porque son personas en las que hemos depositado toda nuestra confianza y se aprovechan de ella para hacernos daño. Imaginemos entonces, para la familia de Orlando y de quien arrebató su vida, lo que debe doler esta desdicha cuando han vivido tantos momentos juntos.
¡Indignante!
Frustrante es saber que, de acuerdo al expediente contra el responsable, este se presentó al Ministerio de Medioambiente con la intención de quitarle la vida a Jorge Mera porque no había aprobado una serie de permisos medioambientales para la importación de baterías usadas. Una información aterradora
Esa autorización, ilícita por demás, simbolizaba para el asesino el precio de su amistad, de su lealtad, de años compartiendo y viendo sus hijos crecer.
El perdón
Los solemnes honores militares mientras el féretro era conducido hasta su última morada. El sonido de las trompetas y tambores, los emotivos discursos de sus hijos y su hermana Dilia. Las imágenes de los besos de despedida de su esposa y seres queridos, quiebran el corazón más fuerte.
Saber que la familia de Orlando Jorge Mera perdona a su asesino, es mucho para procesar en tan poco tiempo. Es una familia cristiana y conocedora de los beneficios de albergar a Dios en el corazón. No juzgo su decisión. Perdonar es dar otra oportunidad a quien ha obrado mal. Es ofrecerle la posibilidad de cambiar. Es liberarse de una carga difícil de soportar. La pregunta es: ¿Sabrá Cruz valorar ese perdón cuando no supo valorar una amistad?