¿Qué tan creativo crees que eres?

Yo, como muchos de ustedes, pensaba que la creatividad era un don exclusivo de solo unos pocos elegidos, un atributo propio de escultores, artistas, bailarines o músicos. Hasta que escuché a Tom Kelley que recientemente estuvo en el país para ofrecer su conferencia Navegando en el Tsunami, un interesante encuentro en que mediante relatos de episodios de su exitosa carrera como diseñador y de su propia vida, ofrece maneras de construir la confianza necesaria para poder crear. Kelly es, además, un reconocido consultor, escritor y conferencista en temas relacionados a la innovación y la creatividad. CEO de IDEO,  una prestigiosa firma de diseño. “La confianza creativa es como un músculo”, dice el experto, “puede fortalecerse y nutrirse a través del trabajo y la experiencia”.

La conferencia cambió mi perspectiva de cómo veo el contexto laboral actual, y llegué a la conclusión de que, aunque muchas empresas piden “más creatividad” a sus colaboradores, en realidad lo que necesitan es más confianza: impulsar en su gente la seguridad para que actúen. La confianza creativa es desarrollar la capacidad de que surjan ideas frescas, que no necesariamente tienen que ser nuevas, podemos agregar valor a una idea y potencializarla, sin copiarla. La creatividad humana es un proceso natural, pero debemos tener el coraje para hacer que esa idea viva y crezca. ¿Cuántas veces en alguna reunión no expresamos una idea por miedo al juicio? Porque sea diferente no tiene que ser mala. Y en un contexto donde los recursos económicos son cada vez más limitados, la creatividad se convierte en un valor agregado sin importar el ámbito en el que te desenvuelvas.

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No hay un perfil de persona creativa, todos podemos serlo, puesto que es un componente innato del pensamiento humano. La tecnología ha revolucionado casi todo lo que toca, pero la creatividad sigue siendo exclusiva de los seres humanos, por lo que Kelly motiva a tener valor y ‘levantar la mano’ para compartir nuestra idea.

Tom Kelly motiva a que en el mundo corporativo pensemos como diseñadores y cita algunas características que particularmente me han encantado: Tener empatía con la gente, pensar siempre en favor de las personas; desarrollar la capacidad de contar historias, cortas, agradables, como el diseñador, que a través de sus gráficos plasma la esencia de una experiencia única; inyectar una dosis de humanidad a todo lo que hagamos; y ser mitad estudiante, mitad profesor, porque efectivamente, en una empresa los aportes de cada miembro del equipo enriquecen el proyecto. 

Sin duda, sin importar el campo en el que te desarrolles la humildad abrirá las puertas. Planteamiento que aplaudo. El especialista recalcó que “el primer paso para ser más creativo es simplemente entender que uno no tiene todas las respuestas, que no importa qué tan bueno e inteligente es tu equipo, siempre hay más ideas fuera de la empresa que dentro. Una vez se desarrolle la humildad de reconocer que no lo sabemos todo, empezaremos a construir una organización apalancada en el aprendizaje, que sistemáticamente obtenga nueva información y nuevos insights”.

Algo con lo que me quedo, es que tener una “actitud de sabiduría” significa mantener un equilibro sano entre la confianza de tu propio conocimiento y la suficiente duda para renovar tus ideas. El mundo está cambiando continuamente por lo que si nos aferramos demasiado a viejos conocimientos, podemos caer en riesgo de tomar decisiones basadas en información desactualizada. Por lo que esta actitud nos mantiene siempre sedientos de nuevas actualizaciones.

Te invito a empezar la lista de todas las cosas que quieres aprender para cambiar con tu confianza creativa.