¿Será pequeño para enamorarse?
En todas las épocas los niños y niñas mayores de doce años nunca han sido ajenos a la atracción entre los sexos. ¡Es lógico y biológico! Yo, al igual que muchas de mis amigas, también tuve «novio» en los años de colegio. Amores hermosamente platónicos que nunca pasaron de risas cómplices en el recreo. La diferencia es que ocultábamos estas cosas de forma más cuidadosa que los niños actuales y no existía el Internet ni las redes sociales.
Evidentemente, los niños aunque sean pequeños pueden manifestar mayor afinidad por un igual, ya que durante los primeros años van conociendo sus emociones. En este período es cuando los seres humanos aprendemos a organizar las experiencias ligadas a los sentimientos.
Uno de mis hijos, por ejemplo, cuando entró al kínder, alrededor de los 3 o 4 años, un día nos sorprendió diciendo que estaba ‘enamorado’. Sin duda su círculo social había aumentado y estaba aprendiendo a dirigir su atención hacia otras personas. Su papa y yo dejamos de ser ‘su gran amor’.
En su pequeño mundo, estar enamorado era jugar con su amiguita y empezar a fortalecer los lazos de amistad, por lo que nunca etiquetamos como ‘novia’ aquella hermosa niña que cada día él nos motivaba a mirar. Hasta ese momento todo era divertido.
Los años pasaron y nuestro bebé pronto se convirtió en un adolescente. Así que cuando me dijo nueva vez que estaba enamorado, la confesión no me pareció tan graciosa como en años anteriores. Ahora está consciente de que los varones y las hembras son diferentes, ha comenzado a preocuparse por su apariencia, a definir su papel en su grupo de amigos, organiza paseos, y no dejar pasar ninguna oportunidad para enviar mensajes de texto.
Hablando con mis amigas que tienen hijos en edades similares me reconforta saber que no soy la única ‘madre en problemas’, me complace que defina su sexualidad de manera saludable, pero me preocupa que preste mucha atención al tema.
Indagando me encontré un análisis del psicólogo Iván Moreno, quien sostiene que este tipo de eventos no tiene nada que mueva a la preocupación. “Están dando sus primeros pasos en el tipo de enamoramiento que tantos dolores de cabeza les producirá en la adolescencia. Está claro que no todos los niños viven estos primeros amores de la misma forma. A unos les durará días y a otros años, los tímidos lo vivirán en secreto y los expresivos lo convertirán en su principal tema de conversación. Es una vivencia única, un entrenamiento emocional que debemos apoyar con respeto y favoreciendo la expresión de sus nuevos sentimientos. No hay que reprimirlo, pero tampoco alentarlo. Se trata de que lo vivan de forma natural y, sin la intervención de los adultos”.
El diagnostico, al parecer, no es tan grave. El experto recomienda respetar su intimidad, sobre todo frente a lo que no nos quiere contar. “Hay que respetar su carácter y su reserva, y dejarles siempre la puerta abierta para que se exprese cuando quiera”.
Otra recomendación es no darle más importancia de la que tiene. “Es una experiencia maravillosa en la que nuestros hijos empiezan a desarrollar afectos fuera de la familia, una experiencia lógica en su evolución emocional, y por eso no hay que sacarlo de contexto”, señala Moreno.
A propósito de que estamos en febrero y a punto de conmemorar el Día del Amor y la Amistad, ya nos ha informado que participará en un intercambio de regalos y quiere llevar rosas para su amiga. Me parece lindo que quiera agradarla, me causa alegría que piense en esos detalles, pero lo que más me satisface es comprobar lo mucho que ha aprendido de su padre. Una vez leí que uno aprende sobre matrimonio 30 años antes de casarse, observando la relación de sus padres…