Cómo el domingo se convirtió en un gran negocio
Contar la semana es tan natural que muchas veces olvidamos para qué se mide el tiempo. Lo cierto es que es imposible ocultar que todos esperamos el domingo.
El fin de semana es una conquista laboral acordada en Inglaterra durante el siglo XIX, y también el inicio de una de las grandes industrias del capitalismo global: el ocio.
Y es que claro, si no estamos ocupados trabajando, entonces nos ocupamos gastando lo que ganamos trabajando. Parece un trabalenguas, y es tan difícil de comprender como de pronunciar.
En un principio, los fines de semana no fueron el sábado y el domingo, sino domingo y lunes. Varias razones dieron lugar a que se estableciese así. Por un lado, la presión de los sindicatos, que ya enarbolaban lemas de legítimo derecho al descanso. En segundo lugar, el afán de cultivar a la clase trabajadora por parte de los organismos religiosos e institucionales, ya que la mayoría de ellos por aquel entonces dedicaban su tiempo libre al vicio y al placer. (Fuente BBC)
Empresarios, grupos religiosos, compañías de entretenimiento y sindicatos acordaron que todos salían ganando al instaurar la tarde libre del sábado, porque un descanso representaba grandes ventajas para la economía. Así se sentaron las bases para que el fin de semana durase 48 horas tal y como lo conocemos ahora.
Los jefes descubrieron que estos días libres reducían las ausencias laborales y mejoraban la eficiencia de sus empresas. Pues claro, los empleados descansados son más productivos.
La llegada del fútbol y del espectáculo trajo consigo la aparición de la primera industria del ocio. Así es como las programaciones culturales, funciones de teatro y conciertos cambiaron del lunes al sábado por la tarde.
Podemos decir que el tiempo de ocio o «tiempo fuera de ocupación» posee una historia relativamente corta, pero no deja de ser interesante.
¿Conocías este dato?