¿De qué hablan las mujeres?
Voy a reconocer: las mujeres hablamos mucho y de cualquier tema. La mayoría de las veces ni siquiera lo planificamos, los puntos van surgiendo según el encuentro. Hablamos de amor, de desamor, de sexo, de falta de sexo, moda, belleza, de abdomen flácido, de dietas, de niños, decoración, fiestas infantiles, viajes, metas frustradas… y, por supuesto, de hombres.
El objetivo es hablar. Sabiendo, sin saber, opinar, analizar, hablar todas juntas… ¡qué importa!
Un popular refrán cita: “Un hombre, una palabra; una mujer, un diccionario”, para justificar la habilidad de conversación que desarrollamos las mujeres.
Los hombres nunca van a entender lo que se siente cuando nos reunimos con otras mujeres de intereses similares. Quizá, esa sea la magia que ha hecho tan popular la serie ‘Sex and the City’. Y es que, en algún momento de nuestra vida, todas hemos sido Carrie, Charlotte, Samantha y Miranda.
De generación en generación
Desde niñas vamos aprendiendo sobre la costumbre de reunirnos para conversar. ‘Cosas de mujeres’, dicen algunos hombres de manera despectiva o superficial. Lo cierto es que con el tiempo nuestros encuentros son mucho más necesarios e importantes.
Las conversaciones son diferentes a los veinte que cuando tienes treinta o has pasado los cuarenta. Lo que nunca cambia es la gran satisfacción que se siente cuando compartimos sueños, planificamos acciones, lloramos un poco si es necesario, reímos a carcajadas, escuchamos consejos, recibimos regaños o regañamos de vez en cuando.
El resultado
¡En cualquier lugar! Un encuentro con amigas es un espacio reparador y de empoderamiento. Un escenario donde puedes tomar importantes decisiones y te sientes apoyada. Algunos conceptos se refieren a esta dinámica con el término sororidad. Y ciertamente es válido, las amigas, cuando son sinceras y leales, amortiguan las caídas y aplauden cuando ven que nos reinventamos.
Juntarse a conversar con otras mujeres es una ‘catarsis’. Puedes hablar de lo bien que va tu relación de pareja o de lo mal que te sientes, sin ser juzgada.
Me atrevo a decir que en muchas ocasiones hasta puede suplir la visita al psicólogo. Desahogarse y escuchar otros puntos de vista es sanador y energizante, y cualquier malestar se alivia con un abrazo grupal.
Lo que aprendes
Con el paso de los años te das cuenta que una verdadera amistad es capaz de superar cualquier obstáculo. No importa si muchas veces no están todas de acuerdo.
Con el tiempo aprendes el valor de juntarse a conversar con las amigas y defiendes ese espacio.