El color negro como símbolo de luto ¿De dónde viene esta tradición?
Por años la costumbre de asistir a los funerales con atuendo de color negro ha sido parte de la cultura de muchos países. Este tono es asociado al respeto por el difunto y sus familiares Esto se debe, posiblemente, a que el color negro es la ausencia de luz.
Pero ¿de dónde viene esta tradición?
Varias son las leyendas alrededor de esta costumbre. Una de ellas habla de una tribu ancestral. Según distintos estudios antropológicos, en los ritos funerarios, los hombres primitivos solían pintar sus cuerpos de negro para impedir, al quedar camuflados, que el alma del fallecido encontrara un nuevo cuerpo donde asentarse. La pintura negra en los funerales cambia con el tiempo a una vestimenta negra.
En tiempos del Imperio Romano, durante los periodos de luto, se vestía la toga pulla o toga sórdida, que estaba hecha de lana de color negro. La costumbre de vestir de negro en los funerales se institucionalizó en el siglo XVI gracias a los Reyes Católicos, monarcas que crearon un conjunto de leyes que fueron denominadas como la “Pragmática de Luto y Cera”. En esta ordenanza se oficializó el color negro como el indicado para la indumentaria, además de establecer algunas de las formalidades que aún se llevan a cabo en este tipo de ceremonias.
Durante la Edad Media y el Renacimiento, las ropas propias del luto se llevaban por pérdidas personales y generales: se dice que tras la matanza del día de San Bartolomé de hugonotes en Francia Isabel I de Inglaterra y su corte vistió de luto riguroso para recibir al embajador francés.
Las mujeres de luto y las viudas llevaban sombrero y velo negros, generalmente en una versión conservadora de la moda contemporánea. En algunas zonas rurales de Portugal, España, Grecia y otros países mediterráneos, las viudas visten de negro el resto de su vida.
Pero no en todos los países el color negro simboliza luto. En lugares como La India el color de la vestimenta de luto es el blanco para contrastar con la tez de sus habitantes. Los habitantes de algunas tribus de África se cubren la piel con cenizas blancas para evitar que los espíritus de la persona fallecida se metan dentro de él.