¡No permitas que la pandemia se robe la esencia de la Navidad!

Para muchos este 2020 será un año que culminará con un conteo de amargos recuerdos y una secuela de nostalgia entre la humanidad. La razón es obvia, y se resume en una sola palabra: Covid-19.

El peligroso virus que se originó en China a finales del 2019, ha paseado sus devastadores tentáculos por todos los países del Mundo llenando de incertidumbre y dolor a sus habitantes.

En muchos hogares llevó el luto por la muerte de algún familiar y en otros casos les ha arrebatado la vida a familias completas.

Lo cierto es que en los primeros meses del 2020 la humanidad vivió momentos inolvidables y no precisamente por alegría, sino por estar frente a una situación difícil de enfrentar por el desconocimiento del problema. Y por supuesto, todas esas vivencias reflejan en nuestro sentir a la hora de decir adiós a este año y recibir un 2021 que también hereda el funesto virus que sigue perturbando vidas.

En vista a todas las vicisitudes que trajo consigo este año la Navidad es propicia para reconocer los aprendizajes, para unos, más duros e implacables que otros, pero asertivos a la vez, ya que nos ha recordado que somos una especie resiliente, con capacidad de adaptación a cada una de las circunstancias, por adversas que sean.

Opinión invitada

“Al culminar este periodo, el cual deja sentimientos encontrados, que van desde tristeza por pérdidas humanas, metas incumplidas, desempleo e inestabilidad en la economía a nivel mundial, es difícil ser perseverante, pero a pesar de todo esto se debe ser agradecidos con Dios por la dicha de estar en salud para celebrar el tiempo en que nace el espíritu navideño”, sostiene la psicóloga María de la Cruz.

La especialista en la conducta humana invita a las personas a hacer un paréntesis ante la terrible realidad que nos ha tocado vivir y festejar la vida bajo el cuidado establecido y en gratitud por el privilegio de sobrevivir a la enfermedad.  Recomienda esperar un 2021 con una lista de cosas positivas, con nuevas metas y expectativas.

“En estos tiempos de dificultad no podemos desmayar. Es importante seguir adelante con más fe porque por oscura que sea la noche se espera un amanecer. Aunque haya sido un 2020 gris y de mucha turbulencia, es bueno renovar ese sentir de miedo y más allá del coronavirus ver un mundo de esperanza con y un nuevo renacer».


Psicóloga María de la Cruz.

Para de la Cruz, lo ideal es disfrutar en familia y hacer nuestros acostumbrados rituales por un próspero 2021. No es factible cargar con la melancolía de los que perdimos, sino celebrar lo bonito de haber superado un año complejo, lleno de cambios y desafíos.

«Estamos en la antesala de culminar un año en el que un virus silente recuerda nuestra fragilidad y vulnerabilidad como seres humanos. También ha llevado a muchos a recuperar esa sensibilidad de la que estamos hechos y que habíamos olvidados”, concluye.

Otra opinión

En un reportaje escrito por la periodista Flor Nadyne Millán Muñoz para el periódico El Tiempo, el filósofo Sergio Molina, explica que cada quien tiene una versión única y singular de lo que ha sido la pandemia.

“Sin embargo, hay una frase con una sensación común que sintetiza lo ocurrido este 2020 y es la pérdida: pérdida laboral, de ingresos, de oportunidades, de libertad y de relaciones sociales, pero la más temida e inalterable de todas es la de seres queridos”, explica Molina.

Por eso, esta Navidad tiene un sabor diferente. Si bien es una época en la que no solo se mezclan la nostalgia y melancolía con la alegría, es más latente la necesidad de hacer balances y, en esa medida, es inevitable sentir frustración o impotencia por lo que no se hizo, lo que no se logró, lo no vivido y lo que no pudo ser, finaliza el profesional.

¿Cómo puedo superar esta época si perdí a un ser querido? 

Es una pregunta que se hace todo aquel que el Covid-19 le ha quitado a un familiar, ya que vivimos una temporada de acercamiento y la falta de alguien amado es un dolor que se siente más que en otras ocasiones por los recuerdos y las vivencias acumuladas.

“Es importante saber manejar las emociones ya que la pérdida genera un vacío en el alma y en los espacios físicos que compartía con su ser amado”, explica el psicólogo Paulo Daniel Acero, especialista en resolución de conflictos, manejo del duelo, trauma y activación de la resiliencia.

Acero entiende que, aunque la tentación natural del doliente es aislarse y decir que no estás para celebraciones, lo recomendable es no huir a la realidad y participar en una Navidad diferente y en la cual se modifiquen rituales para honrar a quien no está físicamente y resignificar esta fecha.

Recomienda, elaborar una lista de aprendizajes en la que no se debe olvidar el agradecimiento por lo vivido y hasta por lo que quedó en puntos suspensivos.

(Redacción Maritza Morillo Suero)