Con un compromiso inquebrantable, en medio de grandes cambios sociales y económicos, y salpicada de escándalos familiares, la reina Isabel II lideró su país durante siete décadas.
Recordemos que, cuando contrajo nupcias con Carlos, se dijo que Camila sería una "princesa consorte" -y no reina- cuando el heredero se convirtiera en monarca.