Lo mejor de las crisis
En situaciones extremas los seres humanos elevamos a la máxima potencia la esencia de nuestros valores y se agudizan las luces y las sombras que llevamos dentro. Todos tenemos ambos lados, seamos sinceros, pero el que elegimos exhibir en tiempos de crisis es con el que más cómodos estamos. Y cuando todo pase, que pasará, veremos qué cara ha mostrado cada quien, y esa imagen será parte de su marca personal.
Celeste Pérez
… Por suerte siempre hay una luz que rompe la penumbra. A lo largo de la historia, de los momentos más críticos, la humanidad ha dejado una estela de testimonios y hechos que vaticinan la oportunidad para construir un mañana mejor.
Esta pandemia por coronavirus no ha sido la excepción. Se ha visto reflejado el agradecimiento entre los vecinos se unen en sus balcones para aplaudir al personal médico que lucha en primera línea contra el Covid-19; la empatía en personas que se ofrecen a ir al supermercado para evitar que los ancianos se expongan al contagio; la creatividad de profesionales que comparten sus conocimientos gratuitamente vía internet; y el valor de la unidad con decenas de voluntarios que ayudan en los hospitales o confeccionan mascarillas. Reacciones espontáneas de apoyo que implícitamente transmiten la esperanza de que aún se puede confiar en la sociedad.
La solidaridad también se esparció como pólvora provocando auténticas cadenas de auxilios. Llegó hasta el hogar de Juana Hernández, una madre soltera que durante la cuarentena utilizó sus escasos recursos económicos para distribuir alimentos entre los policías que trabajaban para hacer cumplir el toque de queda y algunos indigentes del sector de Cristo Rey. Su obra fue sostenible gracias a la generosidad de otras personas.
Héroes anónimos y otros conocidos, que desde sus posibilidades han dado una lección de cómo actuar en momentos difíciles. Otro ejemplo es el caso del fotógrafo Jochy Fersobe, quien puso su talento en favor de una iniciativa para donar provisiones a muchos ciudadanos que no podían salir a trabajar por el estado de emergencia dispuesto en el país.
El distanciamiento físico ha evidenciado el valor de la familia y los amigos. Y es así como en diferentes países las personas están mostrando conductas similares que ponen de relieve la fragilidad humana. Y es justamente esa condición la que demuestra la gran capacidad de concebir lazos solidarios nunca imaginados.
La voz experta
La psicóloga social y clínica Fior D’Aliza Alcántara, atribuye este accionar positivo a la habilidad humana de afrontar y superarse en medio de la crisis. “En este proceso hemos visto como muchos talentos han salido a flote, varios profesionales han renacido, otros, que no eran tan conocidos se han posicionados de manera constructiva. Generalmente, aunque las personas no lo exterioricen, existe la intensión humana de dar un paso hacia la superación personal y social, una fuerza intrínseca poderosa hacia la consecución de metas colectivas”.
Alcántara explica que el crecimiento personal es la raíz natural del ser humano, “lo que ocurre es que una persona, al igual que un árbol, sino encuentra abono, en este caso un impulso, puede permanecer aparentemente inmóvil y de repente el renacimiento de hace inminente. Apoyar a los demás es una condición humana que florece ante situaciones de crisis o cuando la vida se encuentra en peligro. Ayudar a otros es un instinto natural presente en los individuos, su nivel de desarrollo dependerá de los valores y la personalidad”.
Emociones positivas colectivas
Según la experta de la conducta humana, existen pequeños gestos que pueden contribuir individual y colectivamente al bienestar emocional. Lo ideal es que el accionar positivo sea sostenible en el tiempo, para que suceda, es importante evaluar continuamente cómo nos sentimos con lo que estamos haciendo, cuál es su impacto en la sociedad, qué parte se mi ser crece cuando estoy tomando una nueva iniciativa, y sobre todo, por qué lo estamos haciendo.
“Cuando nos sentirnos orgullosos de nosotros mismo, cuando nos acostumbramos a tomar buenas decisiones y esas decisiones cambian la vida de alguien más, se genera un círculo positivo colectivo. El futuro no es predecible, lo único que está en nuestras manos es ayudar a construir el mañana que queremos vivir, y cuando se trata de colaborar cualquier aporte es importante”, concluye Alcántara.