¿Miedo a salir de casa? Claves para adaptarse a la nueva normalidad
Tras el inicio de las fases de la desescalada y después de más de dos meses de confinamiento, Elida López preparó un kit de protección para reiniciar su vida productiva de forma presencial en una empresa donde ejerce como gerente de auditoría. Tiene 56 años, pero es diabética y su condición de salud la hace vulnerable al coronavirus. La noche previa al día pautado para volver a la oficina sufrió de insomnio y taquicardias. No pudo salir de su hogar.
Doña Leo vive una historia de pánico similar aunque en otro escenario. Tiene 60 años y para subsistir lava y plancha a domicilio. Guardó religiosamente la cuarentena a pesar de vivir en un barrio donde las medidas de distanciamiento físico no fueron respetadas. No ha podido reintegrarse a la cotidianidad, el pánico al contagio se lo impide. Ha sufrido de migrañas, náuseas y se queja porque la mascarilla dificulta su respiración.
Según plantea la psicóloga clínica Angy Estévez, este temor a experiencias desagradables que se activa en relación a la exposición real o mental que conlleva salir de casa, genera que las personas opten por la reclusión voluntaria ante la percepción de seguridad que implica. La crisis propicia una reacción conductual, biológica, emocional y cognitiva porque llega de sorpresa. Se puede perder transitoriamente la capacidad de responder de manera adecuada debido a que los mecanismos habituales se invalidan instintivamente.
La experta sostiene que la resistencia individual es única para cada persona y dependerá de la historia personal y familiar, la salud mental, edad, salud física, los recuerdos angustiantes del proceso, la red de apoyo o el grado de madurez.
Cómo superar el pánico
La especialista señala que existen diversos síntomas de alarma emocional como la irritabilidad, antipatía, alteraciones del sueño y del apetito, ansiedad, fatiga, dificultad para concentrarse o dependencia del alcohol y tabaco.
“Los sentimientos de miedo y angustia son normales, cada persona tendrá que ser capaz de entender sus propias reacciones. A diferencia de lo que ocurre en otras situaciones de carácter psicológico, se trata de un temor a algo real, por lo que las recomendaciones varían en función de la situación individual”, explica Estévez.
La especialista en la conducta humana sugiere conversar sobre el temor con familiares y amigos e incluso recurrir a un profesional si es necesario. “La reintegración al estilo de vida que propone la nueva normalidad debe hacerse de forma paulatina. Comenzar con pasos pequeños pero determinantes, por ejemplo, salir a la acera primero, luego recorrer una pequeña distancia, ir al supermercado, a la farmacia…”.
Otra recomendación es tratar de limitar la información que se recibe para evitar la ansiedad, y pensar en el riesgo al contagio como un concepto relativo del cual se estará lejos en la medida que se sigan las indicaciones sanitarias.
“Exhorto a integrar acciones que favorezcan el bienestar, como ejercicios de respiración, estar cerca emocionalmente de personas queridas, practicar la gratitud, leer un libro, escuchar música, disfrutar de la naturaleza, cuidar la alimentación, ejercitarse físicamente y no suprimir ninguna emoción, por lo que si desea llorar también lo puede hacer”.
Un cambio social
Para el doctor Dulvis Mejía, máster en Psicología de la Intervención Social, la pandemia por coronavirus, como ha sucedido en otros casos a lo largo de la historia, no pasará desapercibida para la sociedad que se verá marcada por un cambio en la forma de comportarse. “Los sentimientos de angustia e incertidumbre están presentes en todas las clases sociales y sin importar la edad pueden generar la aparición de tendencias nocivas como un aumento del aislamiento voluntario”.
Las consecuencias son muy diversas – agrega el experto – por lo que quizá nunca se llegue a conocer con exactitud la magnitud del fenómeno. Sin embargo, ha de esperarse que la sociedad pronto perderá el miedo, creará una nueva normalidad asumiendo los riesgos que implica. Los grupos sociales son dinámicos y tienen la capacidad para recomponerse con rapidez.