Lenguaje no verbal en el discurso del Presidente

El domingo 16 de agosto, Día de la Restauración, fue juramentado el presidente Luis Abinader en un ambiente de democracia y esperanza. La ceremonia de toma de posesión tuvo matices interesantes y sin proponérselo se convirtió en un escenario privilegiado para mostrar el talento de la industria de la moda dominicana.

El discurso del Presidente ha sido valorado como positivo y realista por importantes entidades que enfatizan que ante la urgente necesidad de reactivar el crecimiento económico por la crisis generada por la pandemia, y las expectativas ciudadanas sobre salud, seguridad, la incertidumbre en el panorama educativo y la necesidad de una justicia independiente, la alocución abarcó satisfactoriamente todos los puntos.

No pretendo referirme a la profundidad del contenido, no manejo las herramientas para  hacerlo. Mi intención es repasar algunos puntos relacionados con la comunicación no verbal.

Coherencia

El lenguaje no verbal engalana las palabras. Una frase puede olvidarse pero la imagen de un gesto queda por más tiempo en la memoria. Ahí radica la importancia de la coherencia entre lo que se escucha y se ve. Este concepto lo aprendí con la maestra de la comunicación, Lissette Selman, y nunca lo he olvidado. El presidente Luis Abinader logró magistralmente reforzar sus palabras con los gestos sin sustituir la importancia del mensaje. Igual sucedió con su voz. Manejó las velocidades y el tono combinando las pausas de manera que su ponencia resultó agradable y de gran impacto. Su mirada se paseó segura por el escenario, y si bien es cierto que utilizó como aliado el telepronter, es justo reconocer sus dotes de buen orador impregnando emoción y sentimiento en momentos claves. Ya lo había hecho durante la campana, ese día especial lo potencializó.

Detalles

Impecablemente vestido de blanco, respetando el protocolo establecido, su respiración tranquila y constante fue señal de autocontrol y de su convicción frente a lo que expresaba. Sus manos sin tensión hablaron de cercanía, transparencia y calidez. Disfruté el brillo de su mirada al referirse a su esposa Raquel Arbaje, una muestra de complicidad, valores y amor. El discurso cerró con la promesa de reunirse con el liderazgo nacional para buscar las soluciones que necesita el país en todos los contextos.  Con sus gestos irradió confianza en el provenir de un pueblo que lo ha elegido seguro de que tiene el potencial para dirigir con éxito el destino nacional.

Cuando se trata de comunicación cada detalle es importante y la imagen se convierte en aliada del triunfo. Los asesores de comunicación política lo saben, quedó demostrado que Luis Abinader, también.