Si eres buena persona, serás mejor… pero si no lo eres…
Hace algunos días tuve el privilegio de colocar mi nombre junto al de la veterana periodista Marta Quéliz, en una publicación en Listín Diario sobre la personalidad real versus la escondida que cada ser humano tiene y que sale a flote ante situaciones difíciles. El tema fue motivado tras una conversación en la que planteábamos la inquietud de qué tan cierto era el cambio de actitud de muchas personas a consecuencia de esta crisis emocional y económica que nos ha tocado vivir con la llegada del Covid-19. Quizá cambiaron… quizá siempre han sido así. Mostramos las dos caras de una misma moneda con la opinión de Carmen Virginia Rodríguez y Firor D’Aliza Alcántara, especialistas de la conducta humana.
Algo similar pasa en las redes sociales. Todos hemos tenido en algún momento la sensación de que estamos frente a una persona cara a cara y a otra a través de la pantalla. No se trata de personalidades distintas, es que hay aspectos naturales que se revelan más en determinados escenarios.
Una experiencia
Por suerte, en estos meses he sido testigo de muchos gestos solidarios. Desde mensajes y llamadas de personas con quienes existe una relación laboral y tomaron su tiempo para preguntar por tu salud, hasta colegas que han puesto a la orden su talento para alivianar la presión del trabajo. No han faltado mensajes de esperanza y abrazos virtuales que nos recuerdan la importancia de contar con un círculo de apoyo, ni ese contacto mágico con la familia que vaticina un esperanzador mañana. Pero también este tiempo, lamentablemente, nos ha sorprendido con una verdad distinta a la que creíamos en muchas personas. Sin embargo, conocer sus límites y hasta donde están dispuestas a llegar para mantenerse a flote no es malo, si asimilamos que ya no llevarán jamás la careta.
En conclusión
Marta y yo coincidimos en que realmente, en situaciones extremas los seres humanos elevamos a la máxima potencia la esencia de nuestros valores y se agudizan las luces y las sombras que llevamos dentro. Todos tenemos ambos lados, seamos sinceros, pero el que elegimos exhibir en tiempos de crisis es con el que más cómodos estamos. Recordemos que cuando todo pase, que pasará, veremos qué cara ha mostrado cada quien, y esa imagen será parte de su marca personal. Así que tratemos de que el recuerdo que perdure de nosotros sea uno con el que estemos dispuestos a seguir por el resto de los días que nos quedan por vivir.
Todos tenemos algo bueno para compartir, tratemos de mostrarlo, eso es lo más importante.