El lenguaje corporal, ¡sí, me importa!
Soy admiradora de Meghan Markle, la duquesa de Sussex. ¡Lo tengo que confesar! Basta con revisar mis redes sociales para confirmar el seguimiento que llevo de cada una de sus apariciones sociales. De ella me conecta la sencillez que demuestra, ensayada o no, con la cual logra conquistar a la gente. Meghan parece no afectarse por la sobrecarga de los protocolos de la familia real británica, de hecho, en más de una ocasión ha sacado ligeramente un pie afuera de la línea marcada, pero no ha dejado de ser un sinónimo de aire fresco para la tradicional realeza.
Sin la más mínima duda, Meghan se ha convertido en una celebridad. El efecto que causa su presencia en sus fieles seguidores, va desde la total euforia hasta los gestos más tiernos y conmovedores. Sin dejar de referirnos a que el vestuario que elije se convierte de inmediato en tendencia de moda.
Recientemente, durante su visita al Teatro Nacional del Reino Unido, organización que forma a las personas en el arte de la actuación y teatro, la duquesa de Sussex compartió con varios jóvenes, conoció sus historias e incluso disfruto de su talento al presenciar un show en vivo. Como era de esperarse, el Palacio de Kensington publicó algunas fotografías y videos de la visita, una de las imagines en particular género en mi un derroche de ternura. En la instantánea, un adolescente, sentado en silla de ruedas, conversa sonriente con Meghan, mientras ella, a pesar de estar en los meses finales de su embarazo, se inclina para ponerse a su altura, lo mira fija y atentamente y también le devuelve una dulce sonrisa. ¡Me encantó! Quizá un poco identificada con la imagen porque se lo que es amar a una persona con capacidades especiales, quizá, porque como a muchos otros que hicieron miles de comentarios positivos en las redes sociales, me pareció un gesto agradable y lleno de humildad.
Si de algo sabe Meghan, es del poder del lenguaje no verbal y lo ha demostrado en múltiples ocasiones. Y es que nuestras necesidades, sentimientos, pensamientos, emociones e intenciones, son procesados inconscientemente y se manifiestan de modo inmediato. Por lo que algunos expertos en conducta humana afirman que, cuando se trata de comunicación, el lenguaje corporal es más cierto que la palabra hablada.
Me gusta de Meghan que todos sus gestos son percibidos como espontáneos, aunque sé perfectamente que cada uno de sus movimientos ha sido practicado con anterioridad, pero en ellos existe una dosis de autenticidad y simpatía que solo puede añadir quien la posee.
El lenguaje corporal es más que un tema de moda. Proyecta nuestra personalidad, interés por un tema o compromiso laboral. Muestra la verdad interior y puede ser una ventana que nos conduce al éxito, al estancamiento, o al fracaso profesional. Conozco muchas personas que son excelentes profesionales y su imagen profesional se ve afectada por gestos tan simples como recostarse en la mesa durante una reunión de trabajo.
Cuando el escritor y poeta inglés Samuel Johnson escribió su frase famosa “El lenguaje es el vestido del pensamiento”, con seguridad se refería al lenguaje no verbal, ese que puede convertirse en un arma peligrosa porque es el resultado de las emociones y los sentimientos, y que se comunican por medio del cuerpo, la cara, las manos, los pies, la expresión, la actitud, el movimiento o la postura corporal, aunque no es determinante en algunas ocasiones.
¡A mí, si me importa! Y cada día, al igual que Meghan, me esfuerzo para que haya coherencia entre lo que pienso, lo que digo y lo que hago, solo así sabremos que andamos por buen camino.